Hace unos días participé en una reunión con el destacado comunicador Brad Parscale, asesor de las campañas políticas de Donald Trump, Javier Milei y Jair Bolsonaro. Como es obvio, en el encuentro participamos personas que creemos que la inversión privada es el principal motor para la generación de puestos de trabajo, y que necesitamos un Estado con instituciones sólidas y limpias, capaces de dar batalla a la corrupción que nos agobia.
La disertación de Parscale transitó entre su experiencia en las exitosas campañas políticas antes mencionadas, con foco en el uso intensivo de IA, y la estructuración de organizaciones políticas “cero grasa” capaces de atraer y administrar recursos con eficiencia máxima. Los detalles serán materia de un próximo artículo.
Sin embargo, el haber podido interactuar en esa mesa, me dejó algunas reflexiones muy claras sobre dos errores críticos y estructurales en materia de comunicación en los cuales incurren las organizaciones políticas de nuestro país:
1.-Solo se preocupan por comunicar (bien) en campañas: Las organizaciones políticas no le dan prioridad a la comunicación porque, sencillamente, no la consideran crucial cuando las aguas están calmadas. Suelen dejarlo todo a lo que puedan hacer sus militantes o líderes de manera aislada. Solo se preocupan en invertir y comunicar institucionalmente durante las campañas electorales, y ese es un error cuyo precio suele ser bastante alto: El fracaso en las urnas.
2.-Desconocen el uso adecuado de herramientas digitales y de la IA: Una de las consecuencias de no preocuparse por comunicar bien más allá de las campañas es el desconocimiento sobre el uso adecuado de herramientas digitales como las redes sociales y la IA, y su integración estratégica para la obtención de un objetivo claro. Resulta alarmante la desconexión digital de los partidos políticos, principalmente en un contexto en el que los nuevos votantes están muy ávidos de contenidos y narrativas que llenen sus expectativas con transparencia y honestidad.
Estos errores, generalizados por cierto, y su resolución son hoy la diferencia entre la gloria y el fracaso. Aquellas organizaciones que empiecen a trabajar cuanto antes en ambos frentes podrán redituar mayores beneficios versus aquellas que prefieran mantenerse en el marasmo comunicacional. Si vemos el vaso medio lleno, podemos concluir que todas las organizaciones políticas están partiendo de una misma base, por lo que quien empiece primero a llenar espacios en las audiencias tendrá todo el viento favor para ganar en las próximas campañas.